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Entornos naturales de conquista

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ENTORNOS NATURALES Y RUTAS DE INTERÉS DE CONQUISTA


Historia:


Conquista es un municipio de la provincia de Córdoba, a unos 96 km de la capital, perteneciente al Valle de los Pedroches, que alinda al norte con Ciudad Real – concretamente con los municipios de Almodóvar del Campo y Brazatortas- al sur con Villanueva de Córdoba, al este con Cardeña y al oeste con Torrecampo.

Cuenta con una población de 512 habitantes aproximadamente en una extensión de 39 km2, situada a una altitud sobre el nivel del mar de 595 m.

Ésta población apareció debido a que por el intenso tráfico de mercancías y viajeros que transitaba por el camino de La Plata, afloraron asaltantes y bandoleros, lo que determinó que en 1.569, a petición del Rey Felipe II, el Ayuntamiento de Córdoba financiara la creación de un poblado por vecinos de Pedroche, con caseríos esparcidos por las cercanías y con pobladores de algunas ventas.

Este nacimiento en torno al Camino de la Plata de Córdoba a Toledo supuso la aparición de una población en torno a una calle camino sobre él que se asientan casas de dinteles graníticos y estancias abovedadas.


Topografía:


Conquista se asienta sobre un sustrato suavemente ondulado e inclinado hacia el norte, formado en su mayor parte por rocas de granito y pizarra, a excepción de la porción septentrional, donde aparecen materiales sedimentarios de rocas carbonífera por la que discurre el río Guadalmez.

Ésta inclinación se debe a la pertenencia a la cuenca hidrográfica del Guadiana, al mismo tiempo que la naturaleza de los materiales ha originado unos suelos silíceos de textura arenosa y reducida fertilidad.

El paisaje agrario dominante, casi exclusivo, en Conquista es la dehesa, cuyo principal aprovechamiento es la ganadería extensiva (bovina, ovina y porcina): a ella subyace una estructura de propiedad de claro matiz latifundista, que presenta el inconveniente adicional de su vinculación a explotaciones agrarias que radican en términos municipales adyacentes, destacando Villanueva de Córdoba.

Estas dehesas están muy bien conservadas y son muy valiosas desde el punto de vista ecológico, baste como ejemplo que dentro del término municipal de Conquista anida una de las pocas parejas de águila imperial que lo hacen en la provincia de Córdoba.

Desde Conquista el Camino de la Plata coincide con la pista asfaltada que conduce a la finca La Garganta. Tras cruzar el río Guadalmez la ruta se interna en las sierras de Alcudia, atravesando el puerto del Correo para acceder a las viejas minas del Horcajo.


Fauna y Flora:


La fauna que la puebla está íntimamente ligada al potencial biológico de estas masas arbóreas: currucas, carboneros, herrerillos, pinzones, verderones y escribanos y un largo listado de aves que se reproducen o invernan en este medio, sin olvidarnos de la paloma torcaz, los zorzales y las grullas.

Las encinas, quejigos, olivos y monte bajo albergan a la paloma torcaz, los zorzales y la liebre.

Entre los reptiles asociados a las zonas más abruptas destacan la víbora hocicuda, culebra lisa meridional, culebra de escalera, lagarto ocelado y la lagartija colilarga, entre otros.

Está zona está compuesta por la especie vegetal más representativa de iberia, la encina, aunque en algunas zonas también se pueden encontrar quejigos, alcornoques, robles melojos y algunos pinos de repoblación sobrevolados por . buitres, águilas imperiales y cigüeñas negras, pudiendonos encontrar algún ciervo por el camino.

Las dehesas presentan en su mayoría una aprovechamiento múltiple ya que cuando el dosel arbóreo no es muy denso se pueden poner en cultivo de forma extensiva, dejándose una serie de años en barbecho para su utilización por el ganado. Esto explica que el paisaje vegetal esté dominado por un mosaico de dehesas cultivadas.

En los barbechos se desarrolla el pastizal variable, según el sustrato y el grado de nitrificación y pastoreo.

Otro tipo relativamente extendido son los retamales mezclados con pastizales en terrenos desarbolados al igual que encontramos los jarales pringosos, cantuesales y ahulagares, coscojares y acebuchales.

En cuanto a la vegetación de los ríos, las comunidades más frecuentes son los tapujares, en los que se presentan frecuentamente la adelfa y los juncales mezclados con los tapujares, zarzales y adelfales.

Mención especial tiene el lince ibérico, ya que debido de la cercanía de éstas tierras con la Parque Natural de Cardeña-Montoro, ocasionalmente se ha encontrado algún ejemplar extraviado.


"Rutas de interés:"


Por entre los pardos encinares del geométrico y no muy extenso término municipal de Conquista se introducen caminos y veredas que invitan a descubrir una naturaleza sorprendentemente bien conservada.

Las humanizadas dehesas de Conquista se cubren de jarales a medida que el terreno se ondula, e incluso se abarranca, a favor de los regatos, arroyos y ríos que rasgan su suelo de granito y pizarra.

Estos densos matorrales sirven de refugio a una fauna que de otro modo se sentiría vulnerable y desprotegida en medio del inmenso bosque hueco de la dehesa de Los Pedroches.

Proponemos tres itinerarios que además pueden conectarse fácilmente entre sí, permitiendo diseñar nuestras propias rutas en función de nuestros intereses (número de kilómetros, tipo de paisaje, etc…)


  • La Vía Verde del Guadiato y Los Pedroches:

La línea férrea Fuente del Arco-Peñarroya-Puertollano actualmente desmantelada se perfila como un excelente recurso para la práctica del senderismo.

La vieja estación de Conquista se ha rehabilitado dando paso a un Centro de Visitantes o Interpretación y está prevista su total recuperación como vía verde por parte de la Diputación de Córdoba y la Fundación de Ferrocarriles Españoles. Esta ruta se puede realizar caminando cómodamente el trayecto entre Conquista y Villanueva de Córdoba, de 18km.

Hacia el norte la vía continúa en paralelo a la pista que conduce al viejo poblado minero del Horcajo, conincidente con el antiguo camino de Madrid, de la Plata o de las Ventas-, atraviesa el río Gudalmez y se interna en la provincia de Ciudad Real, atravesando la finca de la Garganta.

Este tramo está impracticable, bien porque se encuentra cortado por cancelas con candados, o porque la falta de uso ha propiciado que las trincheras por donde discurre la vía hayan sido invadidas por un denso matorral, dificultando – incluso impidiendo- el paso.


  • El rio Guadalmez, entre el Camino de las Ventas y el Camino de Conquista a Fuencaliente:

Es interesante recorrer caminando un tramo de unos cinco km del río Guadalmez: el comprendido entre el Camino de las Ventas y el Camino de Conquista a Fuencaliente, caminos que atraviesan el mencionado río por sendos puentes. El acceso a ambos puntos es muy cómodo, ya que estos viejos caminos se encuentran asfaltados en la actualidad.

A todo lo largo del río, por el margen derecho, se levanta la tupida e infranqueable malla cinegética que rodea la finca de la Garganta. Por eso es mejor utilizar un estrecho sendero que discurre por el margen izquierdo.

Éste tramo del río presenta unas riberas desarboladas, pobladas de desnsos tamujares y adelfares sobre los que sobresale algún fresno aislado, pero eso no impide que en los charcones y tablas del río podamos sorprender gran cantidad de especies animales como cigüeñas blancas y negras, garzas reales, garcetas blancas, ánades reales, gallinetas, y hasta nutrias.

Sorprende la gran cantidad de conejeras que rodean los arenosos taludes que dan al río, y la gran cantidad de conejos y gazapos que corretean de un lado a otro y que atraen a muxos depredadores y un amplio elenco de rapaces como el águila imperial.


  • Otra ruta del río Guadalmez:

Este río ofrece muchas posibilidades para planificar recorridos interesantes. Proponemos uno que nos dará una idea bastante representativa tanto de este río como de su flora y fauna asociadas, e incluso de algunos impactos negativos que desgraciadamente están alterando su equilibrio natural.

Se parte desde la ermita de la Virgen de las Veredas, patrona de Torrecampo, situada a siete kilómetros de este pueblo por la carretera CV-221, que conduce a San Benito. Esta ermita del siglo XVI está ubicada en plena Cañada Real Soriana, en un bello paraje amenizado por el arroyo Guadamora.

La Cañada Real continúa durante un kilómetro aproximadamente por la margen derecha de este arroyo hasta su desembocadura en el río Guadalmez, pasando muy cerca del lugar donde, según la tradición, un pastor encontró la imagen de la virgen en mayo de 1498.

Ya sólo queda continuar por la ribera izquierda del Guadalmez, del lado de la provincia de Córdoba, aguas arriba, durante unos 6 ó 7 kilómetros hasta la desembocadura del arroyo Navaluenga.

Es fácil caminar por la orilla de este río, pues los rebaños de ovejas han dejado a su paso caminillos que se van ramificando y uniendo entre un matorral no muy denso de retama, jaguarzo, jara pringosa y lentisco.

Cabe la opción de regresar de nuevo al punto de inicio, la ermita de la Virgen de Veredas siguiendo el curso del arroyo Guadamora.

En este tramo encontraremos más restos de antiguos molinos, como el de La Raya, de Godoy o molino Quemado; pasaremos por unos peñascales donde anida el búho real y tendremos la oportunidad de contemplar numerosas aves ligadas al medio acuático, como cigüeñas blancas, garzas reales, garcetas blancas, pollas de agua e incluso la rara cigüeña negra.


  • Ruta de Navagrande:

El ayuntamiento de Conquista ha señalizado un recorrido en bucle de algo más de ocho kilómetros, que permite apreciar la belleza de las dehesas de esta zona de los Pedroches, que ahora en primavera están en todo su esplendor. Comienza la ruta en el Camino Real de La Plata o Camino de Las Ventas.

A unos 1.200 metros del pueblo se inicia el Camino de Navagrande, que conduce a la ermita de San Gregorio, patrón de la localidad. En esta zona, en el límite del término municipal de Conquista, muy cerca del río Gudalmez, existió una venta cuyos habitantes pasaron a engrosar en el siglo XVI la recién creada población de Conquista.

En los alrededores de la ermita se ha construido un área recreativa con merenderos y barbacoas, donde podemos hacer un alto antes de reanudar la marcha.

Por el camino de la posada del Pastor regresaremos de nuevo al pueblo de Conquista. Al principio de la ruta, en el margen izquierdo, se localiza las ruinas de la Mina del Inglés, explotación de bismuto abandonada en 1972.

Esta zona se encuentra repoblada de eucaliptos, cuya madera se empleaba en la entibación de las galerías de la mina.

El primer y último tramo de este recorrido trascurre por caminos acotados con paredes de piedra de granito, material propio de la zona que antaño se utilizaba para la delimitación de las propiedades, construcción de viviendas, cortijos y cerramientos para el ganado.ares de repoblación.

Sobre su cabeza sobrevolarán buitres, águilas imperiales y cigüeñas negras, y los ciervos se cruzarán a menudo en el camino. Sólo hay un pequeño inconveniente, el hostigamiento al que se ve sometido el viajero por los adiestrados guardas de la afamada finca de La Garganta.


  • El río Guadalmez y el arroyo Guadalmora:

El río Guadalmez, frontera natural entre el valle de Alcudia –en tierras manchegas- y Los Pedroches, ha jugado un importante papel como límite jurisdiccional a lo largo de los siglos.

El término Guadalmez procede del árabe wadi Armis ( Guadarmis ) y así aparece citado en la descripción del itinerario de regreso a Córdoba de al-Násir desde Guadalajara, pasando por el Fahs-al Ballud (Valle de Los Pedroches), en el año 939. En privilegios otorgados a la orden de Calatrava por los reyes Alfonso VIII, Fernando III y Alfonso X en los años 1189, 1245 y 1255 respectivamente, se cita al río Guadalmez como linde o demarcación de las donaciones concedidas.

Este río de más de 67 kilómetros de longitud aparece en el Plan Especial de Protección del Medio Físico, realizado por la Junta de Andalucía en 1984, catalogado como Complejo Ribereño de Interés Ambiental, porque se trata de un “espacio con valores naturales y paisajísticos de primer orden, ya que su estado de conservación es excelente, sobresaliendo el bosque en galería que aún se conserva en algunos tramos”.

El interés del Guadalmez está avalado por diversos estudios que revelan la presencia de 12 especies distintas de peces y de 11 de anfibios, además de la presencia de al menos 21 mamíferos con algunos tan significativos como el lince ibérico y la nutria. Entre las aves destacan la cigüeña negra, el águila imperial, el alimoche y los buitres negro y leonado.

Las riberas del Guadalmez se cubren de un sotobosque de adelfas, tamujos y zarzamoras, entre los que aparecen, de forma dispersa, sauces, álamos y alisos, aunque de estos últimos, y cerca ya de la desembocadura del arroyo Navaluenga, encontraremos un rodal bastante denso y homogéneo.

Alisedas como ésta debían formar un dosel vegetal continuo, antes que se produjera el tremendo impacto de la extracción de áridos y del que tenemos un buen ejemplo a mitad del itinerario.

Las graveras han causado enormes cicatrices sobre el bosque de ribera original, y propiciado la aparición de extensos tramos completamente desarbolados, cubiertos de limos y arenas, sobre los que se pueden leer fácilmente las huellas de numerosos animales y en especial de la nutria.

A unos tres kilómetros del inicio del itinerario cruza al río la carretera A-437, trazada aproximadamente sobre el antiguo Camino Real de la Mancha, a su vez ubicado sobre la antigua calzada romana que unía Córdoba con Toledo.

Cerca de aquí, junto al molino de las Tres Paradas, existía un grandioso puente sobre el río Guadalmez, destruido a mediados del siglo XVII por una riada. Desde aquí la vía romana continuaba cruzando la sierra de la Umbría de Alcudia por Puerto Mochuelo, donde coincidía con la Cañada Real Soriana.

En este tramo del Guadalmez existían varios molinos harineros cuyos topónimos perduran en la denominación de algunos cortijos. Es el caso del molino de las Tres Paradas, ya citado, el molino de Puente Quebrada, el molino de las Camacho, el de Casimiro, el de Bobadillas y el de La Jurada.

Este último se sitúa en la desembocadura del arroyo Navaluenga en el río Guadalmez. Desde aquí parte un camino que en unos siete kilómetros nos lleva hasta Torrecampo, entrando en esta población por el callejón del Torrejón.

De este camino de los “Molinos de las Juradas” decía Félix Hernández que era por donde se conducía para su molienda el trigo de Villanueva de Córdoba, antes de que la puesta en marcha de las modernas harineras propiciara la paralización de los rudimentarios molinos fluviales.

Las apretadas formaciones de tamujos y adelfas del arroyo Guadamora y la antigua mina del cerro de las Torcas –con poblado y fundición- son otros alicientes de este camino en el que dominan las típicas dehesas pedrocheñas y que en algunos tramos ofrece excelentes vistas de las sierras del sur de Ciudad Real.

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