Madre, en la puerta hay un Niño (Villancico)
Madre, en la puerta hay un niño,
más hermoso que el sol bello;
yo digo que traerá frío,
Porque viene medio en cueros.
Pues , dile que entre,
se calentará
porque en esta tierra
ya no hay caridad.
Entró el niño y se sentó
y a penas se calentaba,
y le preguntó la señora
¿de qué tierra y de qué patria?
Mi padre del cielo,
mi madre también;
yo baje a la tierra
para padecer.
Niño, si quieres comer,
se te haría de contado;
te quedaras con nosotros
y serás muy estimado.
Y el niño responde:
Eso no, señora,
que tengo una madre
que el cielo la adora.
Hazle la cama a este niño,
en la alcoba y con primor.
No la haga usted, señora,
que mi cama es un rincón;
mi cama es el suelo
desde que nací
hasta que me muera
ha de ser así.
A la mañana siguiente,
el niño se levantó,
y le dijo a la señora
que se quedara con Dios,
que él se iba al templo,
que aquella es su casa
donde vamos todos
a darle las gracias.
A la mañana siguiente,
estaba el niño en la puerta,
con dos fanegas de trigo
y en la mano una peseta. Tenga usted, señora,
aquí esta la paga
que me dio usted,
anoche, por la madrugada.
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