"Ebook del I Concurso Wikanda"

Convento de San Francisco (Baeza)

De Wikanda
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Se encuentra en la ciudad jiennense de Baeza.Es una capilla funeraria. Este monasterio franciscano, cuya escritura funcionales de 1538, fue patrocinado por Don Diego de Benavides, a cambio de la sesión para enterramiento de la capilla mayor del templo. Es evidente que Valdervira debió proyectar todo el templo, si bien tan solo llego a realizar la cabecera. Cuando el crucero y la nave se edificaron, Vandelvira debía haber fallecido y su estilo no se respetó. Lo construido por el era el sector más importante de la iglesia y el que más interesaba al patrono, lo que explica que se hubiera trabajado en el con ahínco, hasta darlo por concluido en 1546, a los 6 años de haberse iniciado. Al desconocerse el proyecto global, no es fácil calibrar la intencionalidad de la obra. No obstante, por lo que levanto Valdervira parece claro que la capilla mayor fue entendida como un organismo autónomo, como un espacio con entidad por si mismo e independiente de la nave. Uno de los aspectos básicos a la hora de organizar el amplio espacio cuadrado de la capilla mayor, era encontrar la formula que permitiese una estructuración coherente, con elementos clásicos y una cubierta idónea. Ambos aspectos parecen que estaban perfectamente unidos, si bien primo en la actuaron de Vandelvira el problema del abovedamiento. Para articular los muros de la capilla mayor, empleo el arquitecto un arco de triunfo de grandes dimensiones que rehundió ligeramente en los costados y algo más en el testero hasta apuntar en planta un es quema cruciforme. En los extremos de cada frente, entre los angostos intercolumnios ubicó una serie de hornacinas, empleando retablos pétreos y tres ventanas semicirculares bajo los arcos que ocupan los muros laterales y alcanzan la altura del entablamento general, con los que tuvo que estirar los fustes de las columnas para que llegaran al entablamento, olvidándose así de las proporciones clásicas. En el testero sitúo tres capillitas abovedadas que servían de asiento al retablo mayor y que supuestamente alojarían los sepulcros de los patrones. Para cubrir el espacio, Vandelvira aporto una solución nueva y de gran atrevimiento, un tipo de bóveda que su hijo Alonso en su libro De cortes de piedra denominó bóveda cruzada. Consiste en cruzar de cada columna su pareja del lado contrario del cuadrado un arco de medio punto inscrito en la superficie de la bóveda y como refuerzo de la misma. Esta solución produce un efecto asombroso de gran armonía y monumentalidad, lamentablemente esta bóveda, que debió ser causa de admiración y prueba inequívoca del arte de la cantería española no existe. Los retablos pétreos de los costados se concibieron como arcos de triunfo siguiendo el esquema del vano serliano. En estos retablos, en armoniosa articulación con la estructura se concentran los principales efectos decorativos de la iglesia. La calidad de estas esculturas y de los bustos que aparecen en las bóvedas de las tres capillas del testero hacen sospechar a Chueca Goitia la intervención de Esteban Jamete.

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