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Golpe de Estado en Sevilla

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El 17 de julio de 1936 algunos militares españoles africanistas, apoyados por elementos civiles conservadores que veían peligrar sus intereses, se sublevaron en Marruecos contra el gobierno democrático de la II República Española con la intención de derribarlo en un Golpe de Estado cruento . Al no prosperar en la totalidad del territorio nacional, dió paso a la conocida Guerra Civil Española (1936-1939) entre las fuerzas leales de la República y las tropas derechistas sublevadas . En la ciudad de Sevilla y en Andalucía occidental triunfaron los facciosos al mando del general de división Gonzalo Queipo de Llano.

Antecedentes

La política militar de los sucesivos gobiernos republicanos encontró la oposición del latente espíritu conspirativo de buena parte del Ejército en la paz. En nuestro caso, la destitución del conservador Niceto Alcalá Zamora como presidente de la República por el Parlamento operó un cambio profundo en el ánimo de su consuegro el general de división de Caballería Gonzalo Queipo de Llano, conocido por sus veleidades republicanas [1].

Ya en 1934 el general Emilio Mola había descrito su doctrina militar: "La indisciplina está justificada cuando los abusos del Poder constituyen vejación y oprobio o llevan a la nación a la ruina" [2]. En el mismo sentido, a pesar de su formación militar, Queipo de Llano tenía una teoría recíproca y personalista, que no institucional, de la lealtad: "sólo debo lealtad a la persona que me es leal". Por su parte, la Iglesia católica clamaba por un golpe militar, concitándose el odio popular. Así pues, esgrimiendo toda suerte de argumentos catastrofistas, la profanación de las esencias patrias y otros tópicos habituales de la ideología conservadora, e invocando misiones salvíficas irrenunciables, los militares descontentos toman la iniciativa de un golpe militar necesario contra el recién instaurado gobierno democrático del Frente Popular, delegando la organización conspirativa en el sistemático general Emilio Mola Vidal [3].

El 1 de julio de 1936, por decreto del Ministerio de la Guerra se concede la Gran Cruz del Mérito Militar al Inspector General de Carabineros y hombre de confianza republicano, don Gonzalo Queipo de Llano que por entonces ya se había incorporado a la trama felona urdida por Mola.

Tras un viaje por la Alemania Nazi, en febrero de 1936, el exiliado y prestigioso general José Sanjurjo Sacanell comprobó las posibilidades de ayuda de los regímenes totalitarios establecidos. Aunque había salvado la vida al ser amnistiado tras otro pronunciamiento fallido cuatro años antes (conocido como la "Sanjurjada"), aceptó encabezar una nueva rebelión militar, organizada esta vez con más método por el general Mola y otros generales de prestigio. Mola (conocido durante la preparación del golpe como "el director") era un general de brigada africanista, ególatra [4] e inteligente, que no habría contado en un principio con Queipo de Llano. En su diseño del golpe convergente sobre Madrid, él mismo avanzaría desde el norte, Franco desde el sur y Goded desde el nordeste. Una vez tomada la capital por las armas, Sanjurjo acudiría en avión desde Portugal y se haría cargo de un poco definido directorio militar en el que Mola sería ministro de Gobernación. Queipo de Llano insistía en colaborar prometiendo convencer para la causa al general Miguel Cabanellas [5]. Era ya un maduro general de división, de temperamento temerario y con suficiente experiencia africanista. Desde el bienio Radical-Cedista el gobierno le había confiado la Inspección General de Carabineros, cargo relativamente menor (aunque bien remunerado) que le obligaba a viajar por todo el país. Como él mismo declararía cínicamente más tarde, eso le permitió desplazarse por todas las guarniciones de España burlando la vigilancia del gobierno del Frente Popular, contactando con los militares que se iban comprometiendo . Las instrucciones circulaban de manera secreta y efectiva entre Mola y los militares comprometidos. El punto débil del complot eran los mandos indecisos, así como el comportamiento aleatorio de la Guardia Civil. Para evitar los abusos africanistas, que tan bien conocían, habían convenido no concederse ascensos ni recompensas por hechos de guerra, al menos mientras durase la campaña. Con respecto al sur de España, Mola no tenía nada previsto en un principio en sus Instrucciones reservadas (25-5-1936 y 5-6-1936) [6] .

Punto 6. Que las 1ª y 2ª Divisiones, si no se suman al movimiento, por lo menos adopten una actitud de neutralidad benévola, y desde luego se opongan terminantemente a hacer frente a los que luchan por la causa de la Patria.

Al no tener mando en ninguna plaza, Queipo quería sublevarse en Valladolid, su tierra. Su adscripción a la guarnición de Sevilla (cabeza de la 2ª División Orgánica) no se decidió hasta finales de junio de 1936 por la dirección del comité clandestino de conspiradores. Queipo pregonó después que sus compañeros de intriga le habían "largado el mochuelo" de Sevilla [7] .

Los prolegómenos del golpe

Al producirse la rebelión en las guarniciones de Marruecos, el 17 de julio de 1936, Gonzalo Queipo de Llano se encontraba apercibido en Huelva simulando una inspección. Estando en el cine fue informado de la ejecución del golpe, seña para el comienzo de lo planeado (el 11 de julio ya había enviado a su familia desde Madrid a casa de su hija casada en Málaga, por creerla un buen refugio) [7][8]. Burlando la vigilancia gubernativa no se presentó hasta la madrugada del 18 de julio en Sevilla, donde esperaba contar con la preparación civil de José García Carranza (Algabeño), un famoso torero y hombre de acción local al que no conocía apenas, pero que se le ofreció con 1.500 falangistas [9]. Pero a la hora de la verdad los prometidos falangistas se quedaron en quince, a los que se añadieron otros sesenta liberados de la cárcel más tarde. El Estado Mayor de la División y una gran parte de la numerosa oficialidad de guarnición en Sevilla estaba avisada del complot, incluyendo a la Guardia Civil, y a la espera de órdenes [10]. Una descripción pormenorizada de la rebelión militar fue publicada por el gobernador civil republicano José Mª Varela Rendueles [11] .

El 18 de julio Queipo se hospedaba en el Hotel Simón, desde donde se desplazó en coche al edificio de la División (Capitanía) situado en la plaza de la Gavidia, en el centro de Sevilla, donde fue escondido por los oficiales cómplices.

" Los preparativos deben hacerse rápidamente y con el mayor sigilo, a fin de llamar la atención lo menos posible, especialmente en el caso de que haya jefes no simpatizantes del movimiento que vivan en el cuartel. (Deberá tenerse previsto el caso para la actuación consiguiente y mejor aún prevenirlo y «evitarlo» por la desmoralización que puede traer a la tropa). Antes de salir del cuartel, tener preparadas las municiones, armamento, unas botellas de coñac, granadas de mano y, si es posible, un desayuno en frío, según la hora de la salida. Se dará a beber coñac a la tropa (muy importante) y se la arengará en tonos patrióticos, pero haciendo presente también que los generales directores del movimiento prometen el ascenso a los que se distingan, o un destino civil, según sus deseos, lo mismo que a los cabos y a los soldados el trabajo necesario y seguro, o un destino según sus aptitudes [...] [12] "



El Golpe

Uniformado, armado y rodeado de una camarilla de conscriptos se dirige al jefe de la 2ª División Orgánica, el general José Fernández de Villa-Abrille y Calibar, que no le presenta oposición (más bien estaba preocupado por el fracaso del golpe y el exilio consiguiente, como le ocurriera a Sanjurjo), y Queipo lo mantiene retenido en un despacho de la propia División junto al general de artillería López-Viota.

A continuación se traslada al acuartelamiento del Regimiento de Infantería Ligera "Soria" nº 9 ahora Granada nº 6 , situado en las proximidades de la División, donde se encuentra con la oposición de su coronel Manuel Allanegui Lusarreta, al que también detiene. Ante la postura indecisa de la oficialidad, logra hacerse con el mando del mismo [13] . Utilizando el teléfono Queipo manda capturar inmediatamente la Maestranza de Artillería, con lo cual se priva a los posibles opositores al golpe de las armas necesarias para hacerle frente. Sevilla "la roja", ciudad con un amplio movimiento obrero, se aprestó en precario a su defensa en barrios como Triana, La Macarena, San Marcos, San Julián y otros, en los que tras un llamamiento a la huelga general lanzado desde Unión Radio de Sevilla, se formaron barricadas y se incendiaron iglesias y algunos edificios pertenecientes a la aristocracia.

Fingiéndose leales a la República, y mediante otros engaños, los oficiales del Regimiento de Artillería 3º Ligero proveen a los demás facciosos de medios para hacerse con el control del centro de Sevilla. Usando con valentía el tiro de piezas de artillería contra los edificios civiles (Hotel Inglaterra, Telefónica, Gobierno Civil) los militares sublevados consiguen la rendición del gobernador civil y la toma del Edificio Telefónica, situada en la plaza Nueva. Cabe destacar la magnánima descripción de su clemencia, en el pequeño patio de la División, para con los 200 guardias de asalto tomados prisioneros y condenados inmediatamente a muerte, descrita con sencillez castrense por el mismo Queipo en sus memorias. Denota una vesania sólo justificable por la tensión nerviosa de aquellos momentos [14]. Estaba previsto que en un principio, antes de que empezasen a hacerse efectivas las sanciones a que diera lugar el preceptivo bando de Estado de Guerra, debían consentirse ciertas revueltas generadoras de caos social a cargo de comandos civiles armados (pioneros o pistoleros), lo que el falangista Dionisio Ridruejo postuló como «represión informal y espontánea»[15]. En realidad se trataba de:

“La destrucción física de los cuadros de los partidos del Frente Popular, de los sindicatos obreros y de las organizaciones masónicas, sin perder de vista tampoco a los partidos democráticos más moderados y a las personalidades independientes [...] se puede hablar de una operación perfecta de extirpación de las fuerzas políticas que habían patrocinado y sostenido la República".

Dejando aparte anécdotas hagiográficas escritas por los amigos del general Queipo [16][17][18], la toma consolidada de Sevilla en los días siguientes, por el Legión Española y los Regulares de Marruecos llegados desde Cádiz, se produce por el empleo indiscriminado de la artillería [19]y del salvaje terror africanista en los barrios que resistían. Arturo Barea recuerda:

«Cuando atacaba, el Tercio no reconocía límites a su venganza. Cuando abandonaba un pueblo, no quedaba más que incendios y los cadáveres de hombres, mujeres y niños. Así, fui testigo ocular de la destrucción total de los pueblos del Beni Arós en la primavera de 1921. Cuando se asesinaba a un legionario en una marcha solitaria por el campo, se degollaban a todos los hombres de los pueblos vecinos, a no ser que se presentase el asesino» [20].

Cuatro días más tarde, cuando los últimos barrios que resistían (Macarena, San Julián) fueron arrasados por la Legión al mando del comandante Antonio Castejón Espinosa, se celebró la conquista con un desfile triunfal al modo romano desde la plaza de la Encarnación al centro de Sevilla .

"Abría la marcha un tanque; a continuación, las fuerzas de Falange Española; inmediatamente detrás, los prisioneros y rehenes, custodiados por dos compactas filas de soldados y milicianos; luego, fuerzas del Tercio y la Infantería, y cerrando marcha, elementos de Caballería" [21] .

La represión inmediata

Siguiendo los usos castrenses la sublevación se consumó formalmente con la lectura del bando firmado por el general Queipo de Llano con el sello de la República[22] declarando con naturalidad el estado de guerra en la Plaza Nueva, delante del Ayuntamiento. Queipo de Llano dispuso que se leyera por la radio cada media hora. En su virtud, convirtiendo a los leales a la República en traidores (o «la Justicia al revés», en palabras de Serrano Suñer), el general se hizo con la fuente de toda legitimidad . En un primer ensayo de autoselección Queipo había dispuesto :

"Para poder distinguir a las personas de orden y amantes de la verdadera justicia, todos los que por tal se tengan deben presentarse al Gobierno Civil o Jefatura de la División a ofrecer el concurso que su conciencia le dicte" [23] .

Para reducir los costes de la rebelión ante posibles represalias y como respuesta a la resistencia de los adversarios, los golpistas habían acordado emplear en territorio español las mismas medidas represivas y de escarmiento de Marruecos [24]: una combinación brutal de detenciones, violaciones, fusilamientos, emasculaciones y otras sevicias.

"Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros. Tenemos que causar una gran impresión, todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado". General Mola: Instrucción Reservada.

La subsiguiente represión se desencadena bajo una seriación de Bandos y Órdenes más específicos que fueron emanando directamente del general Queipo de Llano . Se dictaron instrucciones precisas para que no se inscribiera a los asesinados en los Registros civiles, con la intención de dejar el menor rastro posible [25]. Los crímenes, sin ningún tipo de juicio, declaración o defensa se produjeron generalmente junto a los cementerios o en las cunetas de las carreteras. En los escasos libros de registros civiles de juzgados y en los de cementerios puede leerse: "Desconocido o bien Fulano [...] fallecido el día XX de julio de 1936 a las [en blanco] a consecuencia de aplicación del bando de guerra". En otros casos el médico certificaba lo evidente "por herida de bala, hemorragia, anemia aguda etc". La acusación era verbal, sobre la base de delaciones, listas negras o informes oficiosos, en todo caso consentidos o inducidos por la autoridad militar [26]: se los llevaban y eran fusilados en el acto. En los escasos registros o sumarios encontrados, las víctimas civiles fueron acusadas de "delitos" tales como ser votante de izquierda, ser familia de republicanos destacados, haber discutido con alguien de política o haber mirado mal al cura [27]. Cualquier cosa, por insignificante que fuera, podía ser motivo para el escarmiento fatal.

El fiscal jurídico militar Felipe Acedo Colunga sentó jurisprudencia:

"Considerando que el Exmo. Sr. General D. Gonzalo Queipo de Llano una vez posesionado del mando militar de la División y declarado el Estado de Guerra [es] la única autoridad legítima ante la tradición de la Patria y su historia futura [...]" [28].

El historiador J. Tussell pudo afirmar más tarde :"el exterminio del adversario se produjo en los dos bandos y de manera espontánea a partir del momento de la sublevación [...] aunque fuera la sublevación la que desató los peores instintos de ambos bandos" [29] . Al fin se cumplía el viejo dicho  : "A esta gente la han tratado durante largo tiempo como perros hasta que finalmente, aprendieron a morder" .

El retrato del general Queipo de Llano posando bien de uniforme [30], hablando por la radio[31] o sus apariciones en la prensa en los actos oficiales[32]formaba parte del aparato propagandístico del golpe como culto al héroe y su exposición pública era obligatoria . Queipo prohibió tomar fotografías en todo el territorio sublevado, bajo pena de muerte . También prohibió terminantemente el luto en el vestir .

"Sobre un cuerpo alto, magro, un marco ascético, estaba colocada una cabeza sin expresión, de vulgares rasgos; labios delgados, cubiertos por un bigote corto y escaso, fríos ojos grises que raramente sonreían, pero en los que con frecuencia se advertía un peculiar y desconcertante guiño …" [33] . A sus 61 años, asentado en Capitanía[34] y con la ayuda del teléfono, del telégrafo [35] y del micrófono, se consolidó como el cabecilla indiscutible para Andalucía del plan represivo maestro llamado técnicamente por los historiadores limpieza política [36]: simplemente una voluntad premeditada y programada de aniquilamiento de la democracia aplicando sistemáticamente la brutalidad en todo el país conforme se desarrollara el golpe de estado. Este estado de cosas duró hasta el 28 de febrero de 1937, cuando el general Queipo de Llano telegrafiara a los gobernadores militares de las provincias ocupadas :

"Ordene a todas las autoridades dependientes de su jurisdicción se abstengan de ordenar aplicación mis bandos en que se imponga última pena, debiendo seguirse procedimiento judicial que indique el auditor " [...][37].


Ian Gibson acusó en su biografía de Lorca a Queipo de haber ordenado el fusilamiento del poeta y dramaturgo español Federico García Lorca. Queipo, en conversación telefónica, habría dicho la frase clave "dadle café, mucho café". De esta conversación, sin embargo, no existe constancia documental, conservándose únicamente el testimonio del telefonista de la capitanía de Sevilla, relatado posteriormente a sus parientes. La frase clave escondería el acrónimo "Camaradas Arriba Falange Española", grito usado tras los fusilamientos llevados a cabo por los milicianos de la Falange Española. Recientemente han aparecido nuevas aportaciones sobre las circunstancias de su asesinato [38]

Los colaboradores necesarios

La mayor parte eran militares y de la Guardia Civil . El general vallisoletano contó con la inestimable ayuda de una nomenclatura local que supo elegir: los comandante José Cuesta Monereo (Estado Mayor) [39], capitán de la Legión Manuel Díaz Criado (Delegado de Orden Público) y los auditores Felipe Acedo Colunga y Francisco Bohórquez Vecina, que se encargaron respectivamente de la planificación del golpe y de la represión de sus opositores mediante la ley marcial impuesta por el Bando de Guerra (redactado por ellos mismos con la firma de Queipo de Llano) [40]. Nombró gobernador civil de Sevilla a su amigo Pedro Parias González [41] quien, buen conocedor y "algo cacique" (en palabras del mismo Queipo), le asesoró sobre el terreno en la elección de alcaldes y de los colaboradores más idóneos para cada función [42]. Entre las personalidades colaboradoras dignas de mención en Andalucía y Extremadura cabe destacar a Ciriaco Cascajo Ruiz, Luis Zurdo Martín y Bruno Ibáñez Burín en Córdoba, Gregorio de Haro Lumbreras en Huelva, Manuel Gómez Cantos [43], Manuel Carracedo Blázquez y Manuel Pereita Vela en Badajoz, José Valdés Guzmán, José Nestares Cuéllar y Antonio González Espinosa en Granada, Santiago Garrigós Bernabeu en Sevilla, Francisco García Alted y Carlos Arias Navarro en Málaga [44], Eduardo Valero Valverde, Pedro Jevenois Labernade y Adolfo de la Calle Alonso en Cádiz entre otros.

Secundariamente hubo también represión civil a cargo de Falange, requeté, guardia cívica y otros paramilitares voluntarios, como las llamadas "policías montadas". Por el hecho de proclamar el bando en las plazas públicas de cada lugar quedaba automáticamente implementado el "estado de guerra" con todas sus consecuencias: "la mirada que acusa, el dedo que denuncia, la mano que apunta los nombres en la lista... estaban dentro de los pueblos, y muchas de las víctimas eran conducidas a la muerte por vecinos conocidos" [45].

Durante los cinco primeros calientes días del golpe el general de la 2ª División Orgánica no rindió cuentas de sus acciones a ningún mando superior . El 24 de julio de 1936 se constituyó en Burgos una llamada Junta de Defensa Nacional [14] presidida por el general Cabanellas, que pretendió un cierto control administrativo- jurídico colegiado del nuevo Estado

"...[esta Junta de Defensa Nacional] que provisionalmente asuma el Poder hasta que se constituya en Madrid el Directorio Militar que gobernará España..."[46] .

En un primer momento la Junta distribuyó las funciones de guerra entre los principales caudillos con cierta ambigüedad calculada nombrando a Queipo de Llano el 26 de agosto general en jefe de las «fuerzas que operan en Andalucía», al general Mola «general en jefe del ejército del Norte» y al general Franco «jefe de las fuerzas de Marruecos y del Ejército Expedicionario»[47] [48] En calidad de tal, Franco había instalado transitoriamente su cuartel general aparte en Sevilla en el requisado Palacio de Yanduri y coexistía en la misma plaza independientemente de Queipo de Llano. Finalmente, a partir del 1 de octubre de 1936 el general Francisco Franco asumió todas las responsabilidades .

Video

  • La Guerra Civil en Andalucía. Queipo de Llano y Franco . Ayuntamiento de Sevilla. [49]
  • Queipo de Llano en la radio .[50]


Bibliografía

MANUEL BARRIOS : El último virrey. Argos Vergara. Barcelona . 1978

Volver a Gonzalo Queipo de Llano

Referencias

  1. Retrato más difundido del general-speaker Queipo de Llano [1]
  2. MOLA VIDAL, Emilio : El pasado Azaña y el porvenir. Las tragedias de nuestras instituciones militares. Librería Bergua. Madrid. 1934. pág. 11
  3. Escribe Queipo: «Cuando conseguí que Mola empezase a organizar el Movimiento, convinimos en que no habría recompensas de ninguna clase, para que el pais viese que no eran razones inconfesables [...]» JORGE FERNÁNDEZ-COPPEL op.cit. pág. 318.
  4. CARLOS BLANCO ESCOLÁ: El general Mola. El ególatra que provocó la Guerra Civil. La esfera de los libros. Madrid, 2002.
  5. MAÍZ, FÉLIX: "Alzamiento en España. De un diario de la conspiración". Editorial Gómez. Pamplona, 1956. Págs. 100-103.
  6. FEDERICO BRAVO MORATA : La República y el Ejército . Fenicia. 1978.pág. 257
  7. 7,0 7,1 JUAN ORTIZ VILLALBA: "Del golpe militar a la guerra civil. Sevilla 1936" rd editores. Sevilla, 2006. Págs. 21, 55, 83.
  8. JORGE FERNÁNDEZ-COPPEL: "Queipo de Llano. Memorias de la guerra civil". La esfera de los libros. Madrid, 2008. Págs. 25, 65, 119.
  9. Jorge Fernádez-Coppel: "Queipo de Llano. Memorias de la guerra civil". La esfera de los libros. Madrid, 2008. Págs. 25, 65, 106, 110.
  10. Cuando se concedió la Medalla Militar colectiva a los que habían participado en el golpe de Sevilla pudo comprobarse la gran cantidad de militares solicitantes
  11. VARELA RENDUELES J.M.: "Rebelión en Sevilla. Memorias de su Gobernador rebelde". Ayuntamiento de Sevilla, 1982. Págs. 95 y sigts. Milagrosamente Varela no fue fusilado en el acto de su rendición porque Queipo le había garantizado por teléfono la vida «bajo palabra de un general español». Posteriormente salvó la vida por la influyente mediación del jesuita Pedro Ayala y de la condesa de Lebrija.
  12. De las instrucciones encontradas en domicilios registrados de generales golpistas en Madrid y Barcelona cf. La Vanguardia. Barcelona, 23 de julio de 1936, pág.3
  13. Es significativo que ninguno de los jefes indecisos de la guarnición de Sevilla, Villa-Abrille, Lopez-Viota y Allanegui Lusarreta fueran mandados fusilar por Queipo. El coronel de caballería Santiago Mateo Fernández, de la guarnición de Sevilla y el general Miguel Campins Aura, al mando de la guarnición de Granada, que no se unieron explícitamente al golpe, fueron sometidos a consejo de guerra sumarísimo y fusilados en las murallas de La Macarena. Una de las ejecuciones mas polémicas ordenadas por Queipo de Llano fue esta del general Campins, jefe de la guarnición de la ciudad de Granada, el 16 de agosto de 1936, que era amigo personal de Franco (había sido subdirector de la Academia Militar de Zaragoza cuando éste ocupaba la dirección) por haberse mantenido en un primer momento leal al gobierno. Franco al parecer nunca se lo perdonó, siendo éste un episodio más de su conocido antagonismo.
  14. El destino posterior de estos guardias de asalto perdonados por Queipo (obligados a tocarse con gorrillo cuartelero para distinguirlos de los no traidores) fue de colaboración en primera línea con los rebeldes. Ver "La ruta victoriosa de una sección de guardias de asalto por los pueblos de Sevilla y Córdoba". Diario Odiel (Huelva) 18.081936
  15. DIONISIO RIDRUEJO :"Escrito en España". Madrid. J.del Toro Ed. 1976, pp. 120-121
  16. JOSÉ CUESTA MONEREO y ANTONIO OLMEDO DELGADO: "General Queipo de Llano: aventura y audacia". Barcelona. AHR. 1958
  17. LUIS MONTÁN  :Episodios de la Guerra Civil nº 5 : "Cómo conquistó Sevilla el general Queipo de Llano". Librería Santaren. Valladolid . 1938 [2]
  18. GUZMÁN DE ALFARACHE: "¡18 de julio!.Historia del alzamiento glorioso de Sevilla". Sevilla. Editorial FE. 1937
  19. Tropas de artilleria golpista regresan tras bombardear el barrio de Triana [3]
  20. ARTURO BAREA: "Struggle for the spanish soul". Seckler & Warbur. London. 1941 Págs. 30-31
  21. ORTIZ VILLALBA, JUAN : Del golpe militar a la guerra civil. Sevilla 1936. rd Sevilla2006, pág. 170
  22. Bando de Estado de Guerra de 18 de julio de 1936. Wikisource. Según la Constitución vigente el estado de guerra sólo podía promoverlo el Gobierno .
  23. ABC de Sevilla,20 de julio de 1936
  24. BLANCO ESCOLÁ, CARLOS: "Las falacias de la Guerra Civil". Planeta. 2005, pág. 274
  25. FRANCISCO ESPINOSA MAESTRE : Informe sobre la represión franquista . Estado de la cuestión . [4]
  26. JULIO PRADA RODRÍGUEZ : "De la agitación republicana a la represión franquista. Ourense 1934-1939". Ariel. Barcelona. 2006 . págs.191 y siguientes
  27. RICHARD BARKER :"El largo trauma de un pueblo andaluz". Ayuntamiento de Castilleja del Campo. 2007, pág. 141
  28. FRANCISCO ESPINOSA MAESTRE : "La Justicia de Queipo de Llano". Crítica. Barcelona. 2006. pág. 69
  29. TUSSELL JAVIER . Historia de España en el siglo XX. Vol. II . Taurus. Madrid. 1999, pág. 162
  30. Fotografía oficial del general Queipo para los escaparates y centros oficiales [5]
  31. El general speaker [6]
  32. Franco, Queipo de Llano, cardenal Ilundain y el alcalde Ramón de Carranza [7]
  33. Arthur Koestler : Un testamento español. Amaranto. Madrid.2004
  34. El edificio de Capitanía fue acondicionado por la Junta de Andalucía como Consejería de Justicia y Administración Pública. Por una ironía de la Historia, el antiguo despacho del general Queipo de Llano se convirtió en el actual despacho de la máxima autoridad de la Justicia andaluza . Ver El País (ed. andaluza) 11 de julio de 2009 pág.4
  35. El general Queipo enviaba "bandos locales" por telegrama a los puestos de la Guardia Civil . Ver anexo documental. Documento nº 1 [8]
  36. RAFAEL CRUZ: La limpieza política rebelde en el inicio de la Guerra de 1936. Hispania Nova, nº 7, 2007 [9]
  37. JOSÉ Mª GARCÍA MÁRQUEZ : La represión militar en la provincia de Sevilla . La Guerra Civil en Carmona. Ayuntamiento. Delegación de Cultura. Carmona . 2008 pág. 34
  38. Lorca, muerte (sin resolver) de un poeta. El Pais. 10 de diciembre de 2009 [10]
  39. Tomás y José Cuesta Monereo, hijos del también militar D. Tomás Cuesta Carrión, archivero de la Capitanía General, que había llegado a Sevilla procedente de Jaén en 1906
  40. Bando de Estado de Guerra de 18 de julio de 1936. Sevilla
  41. Pedro Parias González, teniente coronel retirado de Caballería, gran terrateniente, cacique de Castilleja del Campo, administrador de la condesa de Las Atalayas y ex-presidente de la Diputación (1928-30).
  42. JORGE FERNÁNDEZ-COPPEL: "Queipo de Llano. Memorias de la guerra civil". La esfera de los libros. Madrid. 2008, pág.65
  43. Manuel Gómez Cantos: el guardia civil más sanguinario.
  44. Los 4.300 del 'Carnicerito' de Málaga. El que fuera presidente del Gobierno, Arias Navarro, organizó la represión en Málaga. Público, 28 enero, 2010[11]
  45. GIL ANDRÉS, C.: "Lejos del frente. La guerra civil en la Rioja Alta". Barcelona, Crítica, 2005, pág. 183,187,209
  46. La Declaración-Programa de la Junta de Defensa Nacional. ABC de Sevilla, 13 de agosto de 1936, pág. 3
  47. Treinta y dos meses de guerra. La Vanguardia Española .1 abril de 1941
  48. Dice el Estado Mayor del Ejército de África y Sur de España . Ver ABC de Sevilla, 14 de agosto de 1936
  49. [12]
  50. [13]
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