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Historia de Pizarra

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Origen de la Villa

En tiempos de la reconquista de Álora (22 junio de 1484) no existía esta villa, pero a finales del siglo XV aparece ya el lugar de la Pizarra, levantado sobre tierras de Diego Romero. En el último tercio del siglo XVI aparece como villa, teniendo para su gobierno Alcalde Ordinario y para la custodia de sus campos un Alcalde de Hermandad. En 1592 ejercían tales cargos los vecinos Alonso Boza y Bartolomé de Vargas.

En esta fecha el Alcalde de Málaga Licenciado Osorio, despojó de sus oficios a esos dos citados alcaldes de Pizarra. No conformes con la privación de sus cargos, piden justicia y la Real Audiencia y Chancillería de Granada, el 16 de diciembre de 1594, condenó al Alcalde Mayor de Málaga y a otros regidores de la misma, a una multa y a la restitución de las varas que les fueron quitadas. Por Real Cédula expedida en Granada el 26 de enero de 1595, el Escribano de Málaga Manuel Sánchez Boza, restituyó a ambos alcaldes pizarreños sus respectivos oficios. Desde esa fecha Pizarra vino nombrando sus alcaldes propios, aunque sometidos a la jurisdicción de la ciudad de Málaga, salvo en materia eclesiástica, ya que fue anejo de Álora en el servicio parroquial.

Consolidación

En 1566, el Obispo de Málaga Don Francisco Blanco Salcedo, modelo de virtud evangélica y destacado teólogo en el Concilio de Trento, erigió a sus expensas una ermita donde recibió culto y veneración la Virgen de la Fuensanta, patrona de esta Villa.

En el año 1630 consta el establecimiento de pila bautismal en su iglesia, que fue erigida en Parroquia, nombrándosele cura independiente el año 1652, ya que el vecindario había crecido hasta pasar de los doscientos.

La laboriosidad de sus habitantes hizo progresar y crecer la población, sobre todo a finales del siglo XVIII. Este desarrollo encontraba una dificultad grande: la carencia de jurisdicción, pues solo la tenía sobre el casco de la población ("de goteras adentro", como dicen los documentos de la época).

La necesidad de expansionarse en cultivos y pastos de sus ganados, originaron frecuentes disputas con los pueblos limítrofes, especialmente con Álora. Consta ya en 1748 la existencia de un litigio con Álora sobre el derecho a pastar los ganados de Pizarra en termino aloreño. Toda la segunda mitad del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX se desarrolla en continuos litigios con Álora, Casapalma, Cártama y Casarabonela.

Así en 1781 los pizarreños reclaman un Beneficio a la Parroquia de Álora para su Curato. Igualmente, los excesos en la imposición de contribuciones a los vecinos de este lugar por sus labranzas, consumos, tratos y granjerías dentro de la jurisdicción de Álora, originan frecuentes y prolongados litigios, en los que Pizarra y sus habitantes dieron cumplida muestra de su carácter independiente, tesonero y defensor de sus derechos.

La independencia: el siglo XIX

A principios del siglo XIX cuenta Pizarra con cerca de trescientos vecinos, gobernándose por un Alcalde pedáneo, un Regidor Síndico y dos Diputados, aunque careciendo de jurisdicción ordinaria y hallándose sometido a la justicia de Álora.

Ese sometimiento causa vejaciones a los vecinos, tanto en los negocios judiciales, como en las denuncias y repartimientos de contribuciones y por ello deciden acudir el 7 de febrero de 1803 al Rey Carlos IV solicitando la separación del lugar de La Pizarra de la jurisdicción de Álora y de cualquiera otra, así como la concesión del Real privilegio de Villazgo y la asignación del término y jurisdicción.

Tras largo e incidentado pleito, en el que los pizarreños dieron pruebas una vez más de su tenacidad y sacrificios, por Real Cédula de Fernando VII, de fecha 19 de enero de 1818, obtuvieron la gracia de Villazgo, aunque no el término jurisdiccional, ante la oposición de Álora, Casapalma y Málaga.

Ante tal privilegio, nuevamente Álora, se opone y solicita la retención de la gracia. Para la continuación de estos litigios, los vecinos de Pizarra, con un gran espíritu de solidaridad y sacrificio, solicitan la imposición de arbitrios en varias ocasiones. Por fin se obtiene, el 4 de abril de 1821, al amparo de la Constitución de Cádiz y el decreto de Cortes de 23 de junio de 1813, el señalamiento del término jurisdiccional correspondiente, en atención al crecido número de habitantes que ya tiene, con lo cual el pueblo podría llegar a su apogeo y libertad.

La oposición de los pueblos vecinos se recrudece ante la desmembración de sus términos, pero las razones de Pizarra son reconocidas por el Tribunal Supremo de Justicia y en 1847 se obtiene la Real Ejecutoria concediendo el término municipal.

A partir de esta fecha, la villa de Pizarra prosperó progresivamente, llegando a contar en la actualidad con una extensión superficial de 64,08 km2 y una población de hecho de 6.824 habitantes. Y es de esperar una mayor y rápida prosperidad.

La Conferencia de Pizarra

Como hecho histórico destacado con posterioridad a la concesión del Villazgo, hemos de resaltar la celebración en el Palacio de los Condes de Puerto Hermoso, el 5 de febrero de 1922, de la conocida en el mundo de la política como "Conferencia de Pizarra". Para tratar de los asuntos que planteaba la guerra de Marruecos, se reunieron en el Palacio indicado y en la mañana de ese día, el Alto Comisario de España en Marruecos, General Berenguer, el Almirante Aznar, el Presidente del Gobierno Don Antonio Maura y varios ministros del mismo. La conferencia se celebró con una gran reserva en orden a lo tratado, estudiándose en ella la sumisión de El Raisuni y los proyectos de operaciones de Alhucemas, que luego llevaría a cabo el General Primo de Rivera.


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