"Ebook del I Concurso Wikanda"

Medina zahara

De Wikanda
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Aluche, Medina Azahara, Eurovisión y el Sonar (en qué demonios me he convertido)



Después de una semana un tanto dura, el fin de semana se ha quedado cortito en cuanto a lo musical, menos mal que ya he reservado mi sitio para ver a Animal Collective en Donosti y las opciones de irme al Sonar cobran más fuerza cada día (Oh yeah!). A ver si me desquito…

Como buen chico de barrio que soy, y bastante sentido, ayer fui con unos amigos a las fiestas de Aluche, ciudad sin ley. Antes por supuesto, habíamos hecho peregrinación por la litúrgica antigua fábrica de Mahou y el glorioso Vicente Calderón donde vivimos el calor y el amor en rojo y blanco. Las luces de neón de la noche madrileña no me han hecho cambiar y sigo siendo aquel chico de barrio que un día viajo (en metro) para labrarse un futuro. Ahora cuando vuelvo a esas calles con mis joyas, mis pieles y mi cadillac rojiblanco, la gente me respeta. Aluche is not Spain, tal y como rezaban unas camisetas que había en uno de los puestos de cerveza y fritanga. Me iba a comprar una, pero viendo que estaba colgada encima de la plancha de los chorizos, me eché para atrás porque iba a durarme el olor toda la vida, y no estaba por la labor. Perdido todo el glamour con un pincho moruno pude presenciar en directo a Medina Azahara versionando el Te estoy amando locamente, o mejor dicho el “Tistoi amando locamenti” de las inefables Grecas. Ya saben “si me acombeeeenzo dame tu ausensiiii”. Medina Azahara Aluche's Tour 2009

Medina Azahara Aluche Tour 2009

Después del litro de Mahou, Forlán, el pincho moruno, Aluche is not Spain y Medina Azahara covering Grecas, todo lo que me traiga la vida ya es gratis y tan sólo me queda esperar a Laparca en batín bebiéndome un Armagnac en mi sillón orejero.

Para sesiones de pana y caspa, les aconsejo que lean los posts de mi admirado Jose Mª Clemente sobre Eurovisión, imprescindibles:


Se las iba a recomendar antes de Eurovisión, pero he tardado una semanita en leerme y escuchárme todo. Está genial documentado, me he reído a morir y he aprendido más del concurso de concursos que con un café con Uribarri.

Y por cierto que el estribillo de la caquita de cancioncilla ganadora esa del tal Alexander Rybak, llamada Fairytale, no me lo quito ni a tiros y me sorprendo en la ducha cantando “I’m in looooooove with a fairytaaaaale…”. De hecho me estoy duchando menos para evitar estos momentos, aunque esta mañana después de olor a gallineja y entresijo no me ha quedado otra que enfrentarme a mis fantasmas “Sheeee’s aaaaaaa fairytaaaaaale…”. Si no han oído la canción, ni lo intenten, que se pega más que la fritanga. Yo antes tenía un truco para quitarme los estribillos pegadizos, muy fácil, silbar durante cinco minutos la canción de El Puente Sobre el Río Kwai. Mano de santo, es la melodía más pegadiza de la historia y bastante neutral… esto lo descubrí después de varios intentos de quitarme “Lega legalización” del Cannabis de Ska-P. Aún tengo pesadillas y han pasado unos cuantos años…

Bueno, y ahora les voy a empezar a dar la paliza con los festivales veraniegos estrenados este fin de semana con el Primavera Sound de Barcelona, al que, por supuesto, no he podido asistir. Es una pena porque el cartel era soberbio. A ver si aprenden por Benicassim, que están convirtiendo el circo en una reunión surrealista de decadencia. De todas maneras, este año se lleva la palma el cartel del Sonar, siempre a la última, con una coherencia brutal. Voy a dejarles algunas perlas de lo que será la gran festivalería veraniega, y hoy comienzo a lo grande, con uno de los proyectos que más me han impactado este año.

Estoy hablando de Filastine, un músico mundial con sede en Barcelona, que emplea su música electrónica como un elemento de expresión directa, como elemento urbano y antiglobalización, que crea sonidos que nada envidian a Aphex Twin y que suenan al alma de la calle. Grey Filastine y las máquinas del sonido

Grey Filastine y las máquinas del sonido

Filastine ha sacado este año un LP, nada convencional, llamado Dirty Bomb (Jarning Effects, 2009), que combina electrónica, música étnica, percusión e incluso hip-hop. Es una maravilla poder oír este tipo de música en un panorama tan conformista.

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