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San Gregorio Magno

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Gregorio nació en Roma en el año 540, en el seno de una rica familia patricia romana, la gens Anicia, que hacía mucho se había convertido al cristianismo: su bisabuelo era el papa Félix III (†492), su abuelo el papa Félix IV (†530) y dos de sus tías paternas eran monjas. Gregorio estaba destinado a una carrera secular, y recibió una sólida formación intelectual.

Se dedicó a la política de joven, y en 573 alcanzó el puesto de prefecto de Roma (præfectus urbis), la dignidad civil más grande a la que podía aspirarse. Pero, inquieto sobre cómo compatibilizar las dificultades de la vida pública con su vocación religiosa, renunció pronto a este cargo y se hizo monje.

Tras la muerte de su padre, en 575 transformó su residencia familiar en el Monte Celio en un monasterio bajo la advocación de san Andrés(en el lugar se alza hoy la iglesia de San Gregorio Magno). Trabajó con constancia por propagar la regla benedictina y llegó a fundar seis monasterios aprovechando para ello las posesiones de su familia sea en Roma, sea también en Sicilia.

En el año 579 el papa Pelagio II lo ordena diácono y lo envía como apocrisiario (una suerte de embajador) a Constantinopla, donde permanece unos seis años[1] y establece muy buenas relaciones con la familia del emperador Mauricio y con miembros de las familias senatoriales italianas que se habían establecido en la capital oriental. En Constantinopla conoce a Leandro de Sevilla, el hermano del también doctor de la Iglesia Isidoro de Sevilla. Con Leandro mantuvo una constante correspondencia epistolar que se ha conservado. Durante esta estancia disputó con el patriarca Eutiquio de Constantinopla acerca de la corporeidad de la resurrección.

Gregorio regresa a Roma en 585 ó 586 y se retira nuevamente al monasterio.Luego solicitó permiso de ir a evangelizar la isla de los anglosajones. Pero al saber el pueblo de Roma de sus intenciones, le pidieron al Papa que no lo dejara ir. Ocupó desde entonces el cargo de secretario de Pelagio II hasta la muerte de éste de peste en febrero de 590,tras lo cual es elegido para sucederle como pontífice.

Al acceder al papado en el año 590 se ve obligado a enfrentar las arduas responsabilidades que pesan sobre todo obispo del siglo VI, pues no pudiendo contar con ayuda efectiva bizantina los ingresos económicos que reportan las posesiones de la Iglesia hacen que el papa sea la única autoridad de la cual los ciudadanos de Roma pueden esperar algo. No está claro si para esta época existía aún el Senado romano, pero en todo caso no interviene en el gobierno, y la correspondencia de Gregorio nunca menciona a las grandes familias senatoriales, emigradas a Constantinopla, desaparecidas o venidas a menos.

Solo él poseía los recursos necesarios para asegurar la provisión de alimentos de la ciudad y distribuir limosnas para socorrer a los pobres. Para esto emplea los vastos dominios administrados por la Iglesia, y también escribe al pretor de Sicilia solicitándole el envío de grano y de bienes eclesiásticos.

Intenta infructuosamente que las autoridades imperiales de Rávena reparen los acueductos de Roma,destruidos por el rey ostrogodo Vitiges en el año 537.

En el año 592 la ciudad es atacada por el rey lombardo Agilulfo. En vano se espera la ayuda imperial; ni siquiera los soldados griegos de la guarnición reciben su paga. Es Gregorio quien debe negociar con los lombardos, logrando que levanten el asedio a cambio de un tributo anual de 500 libras de oro (probablemente entregadas por la Iglesia de Roma). Así, negocia una tregua y luego un acuerdo para delimitar la Tuscia Romana (la parte del ducado romano situada al norte del Tíber) y la Tuscia propiamente dicha (la futura Toscana), que a partir de ahora será lombarda. Este acuerdo es ratificado en 593 por el exarca de Rávena, representante del Imperio Bizantino en Italia.

Gregorio trabó alianzas con las órdenes monásticas y con los reyes de los francos en la confrontación con los ducados lombardos, adoptando la posición de un poder temporal separado del Imperio.


También organizó las tareas administrativas y litúrgicas eclesiásticas.

Gregorio falleció el 12 de marzo del año 604. Fue declarado Doctor de la Iglesia por Bonifacio VIII, el 20 de septiembre de 1295, aunque el título aparece hacia 800. Es uno de los cuatro Grandes Padres de la Iglesia occidental.


Referencia

Este artículo incorpora material de una entrada de Wikipedia, publicada en castellano bajo la licencia GFDL.

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